TARTESSOS. CUANDO EL MAR LLEGABA A SEVILLA  

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Como ya os he comentado en otras ocasiones, me apasiona todo lo que tenga que ver con la prehistoria; es decir el período  de la historia de la humanidad que comprende desde el origen del hombre hasta la aparición de los primeros testimonios escritos.

En esta entrada me gustaría hablaros de Tartessos. Una civilización que se mueve entre el mito y la realidad.   No se puede asegurar que existiera continuidad cultural desde las construcciones megalíticas hasta Tartessos. No se puede asegurar que hubiera continuidad demográfica, lingüísticas, o de cualquier otra naturaleza como para afirmar que existió una unidad de continuidad ininterrumpida hasta la eclosión de la monarquía tartésica.

Existe consenso en denominar cultura tartésica a la que había inmediatamente antes de la llegada de fenicios y griegos, así como del resultado del contacto entre todas ellas. Precisamente porque los colonos vienen del Mediterráneo Oriental se ha denominado “Orientalizante” al período cultural que se inaugura con la llegada de los fenicios a las costas peninsulares.

Las poblaciones tartésicas iban adquiriendo mayor complejidad social y económica, gracias a la explotación agropecuaria del Bajo Guadalquivir; así como de la tierra llana de Huelva.

La producción artesanal era aun de carácter doméstico. También se había incrementado el consumo de bienes de prestigio, especialmente joyas. La obtención de plata está atestiguada con anterioridad a la llegada de los fenicios, pero su producción era extraordinariamente limitada.

El caso es que de una u otra manera, en el Mediterráneo Oriental se tenía noticias de la potencialidad metalífera de la península y ello animó a los fenicios a emprender viajes exploratorios que concluiría con la creación de colonias.

Tartesos, es un reino situado más allá de las Columnas de Hércules (Estrecho de Gibraltar), en el bajo Guadalquivir. Esta civilización floreció entre los años 1.000 y 500 a.C. para desaparecer luego y caer en un olvido silencioso.

Durante los siglos VIII al VI a.C., el área de influencia tartésica conoció un gran auge económico relacionado con la llegada de los colonos fenicios a la península ibérica.

El mundo tartesio se caracterizó, a partir del siglo IX a.C. por una progresiva ocupación de las zonas bajas del Valle del Guadalquivir. En estos asentamientos se registra una tendencia a la especialización; así mientras que los núcleos de la zona de Huelva se centraron en la producción metalúrgica, aprovechando los recursos mineros de la región, los enclaves del valle del Guadalquivir se dedicaron a la agricultura y la ganadería y a actividades comerciales. De este modo el río Guadalquivir se convirtió en el eje de la civilización tartésica.

EL COMERCIO A TRAVÉS DE GADIR

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El impacto de la explotación intensiva de los metales se refleja en el desarrollo de enclaves tartesos dedicados a la minería como es el de Tejada la Vieja (Huelva), o en los 1.000 Kg. de plomo documentados en los niveles del siglo VIII a.C. del Castillo de Doña Blanca y destinados a la producción de plata, que prueban la existencia de actividad industrial en este yacimiento.

Gadir fue una de las cabeceras de las rutas mineras que centralizaban la transformación y el transporte del mineral tartesio hacia el Mediterráneo oriental.

Pero los intercambios no se limitaban al metal, sino que incluían: cereales, sal, pieles y esclavos como elementos de exportación y vino aceite, ungüentos, esencias, perfumes, tejidos, vasijas de lujo y vidrio como principales elementos de importación. Para satisfacer la creciente demanda de objetos de prestigio por parte de las élites indígenas, se desarrollaron en las colonias, industrias especializadas en la fabricación de objetos y recipientes de bronce, joyas, muebles con taraceado entre otros.

EL COMERCIO A TRAVÉS DE HUELVA

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El puerto de Huelva canalizaba la producción de cobre y plata de las minas del Andévalo (minas de Riotinto) onubense y el estaño que llegaba por vía marítima, imprescindible para la obtención de un bronce de calidad que era muy cotizado dentro y fuera del país. El emporio del estuario del Odiel llegó a desarrollar una actividad sorprendente, sirviéndose de una infraestructura fija de talleres metalúrgicos y artesanales que atendían la demanda exterior de metales y la de bines de prestigio por parte de la clientela local. El volumen de las transacciones obligó a regular los sistemas de peso y a llevar una contabilidad con rigor. En este ambiente surgían las primeras anotaciones numéricas y la más antigua de las escrituras hispánicas.

CITAS DE HISTORIADORES GRIEGOS Y ROMANOS DONDE HACEN REFERENCIA A TARTESSOS

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«Cerca de Cástulo hay un monte que por sus minas de plata llaman Argentario, se dice de él que mana el rio Betis. Polibio dice que este y el Anas (Guadiana) vienen de Celtiberia y distan entre sí unos novecientos estadios. Parece ser que en tiempos anteriores, llámose al Betis Tartessos y como el río tiene dos desembocaduras, se dice también que la ciudad de Tartessos, homónima del río, siendo llamada esta región Tartessos, la que ahora habitan los túrdulos». (Estrabón)

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«Todas las copas de beber del rey Salomón eran de oro y toda la vajilla de la casa era de oro fino, porque el rey Salomón tenía una flota de Tarsis en el mar y cada tres años, venía la flota de Tarsis trayendo oro, plata, marfil y pavos» (Biblia-Reyes 1,10 21-22)

«Desde aquí hasta dicho río hay un viaje de un día y aquí se halla el límite del pueblo de los cinetes. El territorio de los tartesios es inmediato a ellos y riega la tierra el río Tartesos… Aquí está la ciudad de Gadir, pues en lengua fenicia  se llama gadir a todo lugar cerrado. El río Tartesos, que fluye del lago Ligustino por abiertos campos, ciñe por todas partes con su corriente la isla, pero no corre por un solo cauce ni surca de una sola vez el suelo subyacente…»(Avieno)

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Este es el nombre con el que siempre se conoció esta capital del reino de Tartesos y que era como lo llamaban los fenicios. En el siglo X a.C. el mar desembocaba a pocos Km. del sur de la actual Sevilla, dejando atrás un amplio estuario navegable por los mercantes de la época.

El espacio neutral de una isla fue el lugar elegido como base de redistribución de las mercancías que entraban y salían por vía fluvial y de los productos del campo que llegaban desde las tierras del interior. El emporio se conoció con el nombre de Ispal y es considerada como la capital del reino de Tartessos. Se considera a Tartessos como el primer estado conocido en la Penísula ibérica.

El estado supone la aparición de un grupo social que se sustrae a las tareas productivas para dedicarse al control de lo que otra produce. Desde esta posición de privilegio intentará perpetuarse como grupo diferenciado, en el seno del cual ha de mantenerse el poder y la gestión y para lograrlo desarrollan estratégicas coercitivas físicas e ideológicas.

LA METALURGIA TARTESA

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La llegada de los fenicios trajo consigo la explotación a gran escala del cobre, del oro y sobre todo de la plata. En Huelva centro de la metalurgia argentífera, se fundía el mineral procedente de las minas de Riotinto y en Tejada la Vieja se explotaba el que se extraía de las cercanas minas de Aznalcóllar. La plata se obtenía mediante la compleja técnica, introducida por los fenicios “la copelación”

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Los tesoros de Carambolo y la Aliseda dan fe de la habilidad de los artesanos del ámbito tartésico, donde en el período orientalizante, la influencia de la orfebrería fenicia fue manifiesta.

Ref. Tartesos. El reino del oro y la plata Daniel Casado Rigalt

Textos clásicos de Estrabón y Aviceno

Biblia

Tartessos  Mª Belén Deamos

Bibloteca virtual de Andalucía

Historia de Andalucía Ed. Ágora

Manual de Historia Universal Historia 16

Imágenes: Wikipedia

Imagen de portada: http://www.eloraculodeltrisquel.com/

 

22 comentarios en “TARTESSOS. CUANDO EL MAR LLEGABA A SEVILLA  

  1. Agnate

    Buenas, un post interesante, gracias.

    Pero creo que el término «orientalizante» ha sido usado en los tiempos en los que se desconocía la propia importancia de la cultura autóctona en el sur de la península, como si no hubiera habido mas nacimiento de civilización que en el oriente.

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  2. Gregorio

    Me ha gustado y me ha ayudado en el curso al que estoy asistiendo. Con lo que he encontrado de Cancho Roano y el Turuñuelo (parece que Extremadura es la cuna de los últimos reductos tartesios) y tu información voy a cerrar un informe majísimo. Gracias.

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  3. ¡Bien! La ‘Atlántida’ la cita Platón en los diálogos: ‘Critias’, y el ‘Timeo’, como situada ‘al oeste de Gadiria’, que significaba también la ciudad de un rey con un nombre semejante. Parece que haya imágenes de satélite, se veían en Google Earth, con restos de unas construcciones con círculos concéntricos, como lo describe Platón, en el sur del ‘Lacus Ligustinus’, y que una cata que hicieron los ingleses, la Junta de Susana Díaz no les permitió más, demostró arena y otros restos compatibles con que hubiese habido algún tsunami allí. Algo en la zona de Doñana podría ser la Atlántida real, y además de verdad

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  4. Josemi

    Hola, gracias por la información. Tras leer detenidamente, he reflexionado que quizás la denominada Atlántida (la de Platón) no fuese el hundimiento o la desaparición de ninguna isla sino la ELEVACION de esta zona (dicen que fue un terremoto lo que provocó esta elevación por el choque de las placas) que terminó por la desaparición de esta civilización. ¿Tú que crees?

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    1. Es cierto que hay documentados fuertes terremotos en la zona que, como en el caso del de Lisboa, cambiaron la línea de la costa y que provocaron devastadores tsunamis, sin embargo, con lo cual tu sospecha podría ser cierta, pero yo no te lo puedo afirmar. Un abrazo

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  5. Pingback: Tarteso. Una realidad histórica – El peón caminero

  6. jordi

    Es verdad cada 650 años hay un gran cataclismo en la parte turdetana-lusitana de la peninsula, la ultima ocurrio a mediados del siglo XVIII d.d y asi sucesivamente, en este contexto la arqueologia no puede encontrar restos de la Gadir Fenicia anterior a mediados del siglo IX a.d. y posiblemente en unos de estos cataclismos desaparecio la capital de Gadeiro Atlante que estuvo en «lacus ligustinos».

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